La Navidad tradicional en los pueblos del Parque Cultural del Río Vero remataba con la venida de los Reyes
Magos. Este día era especial para los más
pequeños de los pueblos. Dejaban una lata de ordio (cebada) y otra de agua para los camellos en los balcones o ventanas.
Los padres mandaban a los niños a esperar a los Reyes a las afueras del pueblo porque supuestamente, ellos llegarían por allí. Por supuesto, nunca aparecían
aunque mientras los padres aprovechaban para colocar los regalos en ventanas y
balcones. Así, los niños encontraban mandarinas, nueces, higos secos, chocolate,
una barra de turrón, una pelota o una muñeca de trapo.