domingo, 5 de abril de 2020

HOY, DOMINGO DE RAMOS.


Día alegre y muy significativo para los cristianos, llamado así porque se conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palma y de olivo. Sin fecha fija en el calendario, depende de la Semana Santa que se establece a partir del primer plenilunio posterior al equinoccio de marzo. Es el primer día grande de la Semana Santa marcando el fin del invierno y el principio de la primavera.
El Domingo de Ramos ha sido y probablemente sigue siendo uno de los domingos más esperados en el calendario festivo católico.
La misa era diferente a la de otros domingos y siempre que no lloviera, empezaba fuera del templo, en plazas y calles con procesiones y bendiciones de ramos, de olivo, palma, laurel, rusco (en pueblos de la montaña) …
Día de fiesta grande, de reuniones familiares en torno a una buena comida… donde los niños eran los verdaderos protagonistas.
En esta fecha tan especial la gente se mudaba, lucían las mejores galas y era costumbre estrenar algo de ropa coincidiendo con el arranque de la primavera. Eso significaba buena suerte hasta el año siguiente. Varios refranes se refieren a este hecho: Domingo de Ramos, el que no estrena no tiene manos (…si no estrenas te quedas sin pies y sin manos, … si no estrenas se te caerán las manos, … si no estrenas te condenas, etc). Significaba que el que no podía estrenar era pobre, no tenía trabajo o no sabía coser.
Más conocido es el de Pascuas a Ramos, utilizado todavía en nuestros días para decir de mucho en mucho tiempo, de tarde en tarde.
Si para San José, el 19 de marzo, el invierno se resistía a marchar, se esperaba al domingo de Ramos para vestir de pantalón corto a los niños y poner falda a las niñas. Unas buenas friegas con alcohol solían preparar las piernas para el destape. Esto era costumbre, al menos en pueblos del Somontano.
Motivo de gran ilusión para los más pequeños de la casa era la costumbre de decorar los ramos con chocolatinas, rosarios de azúcar, gominolas y rosquillas… que proliferó sobre todo a partir de los años 70.
Al terminar la ceremonia, aprovechando que las criaturas iban de punta en blanco y antes de que se ensuciaran, los niños y las niñas posaban, solos o con sus hermanos y se les fotografiaba. La foto de la palma es típica en todos los rincones de España.

Una vez bendecidos los ramos, se colocaban en los balcones, ventanas y puertas de las casas para proteger a sus moradores.  En algunos lugares aún se conserva la costumbre. Clavados en la tierra, en los campos de labor aseguraban las cosechas y alejaban el pedrisco.
Este año cumpliremos con la tradición y saldremos a la ventana o al balcón, bien lavados, bien peinados y mejor vestidos. Cogeremos o dibujaremos un ramo, palma, hojas de laurel, o una flor… y aplaudiremos fuerte, fuerte hasta que se nos caigan las manos y estrenaremos la mejor y más agradecida de nuestras sonrisas.

#EsteVirusLoParamosUnidos

#YoMeQuedoEnCasa